sábado, 26 de abril de 2008

Debemos Actuar

Acabo de ver el documental de Leonardo Di Caprio, titulado en español "La Última Hora". La verdad es que terminé de verlo y la sensación que tuve fue de desesperación, susto, angustia. Demasiadas emociones en tan poco tiempo. El film derrepente puede ser un poco intenso, por lo que tuve que volver atrás para re-leer y comprender lo que aquellos sabiondos en el tema decían. Por supuesto hubo partes en que hablaban con términos que no todos podemos comprender, pero al fin y al cabo la idea central te queda grabada en la conciencia como si te la pegaran con la cinta adhesiva - La especie humana es la que está en extinción-.
Y es que claro, tal como se dice en la película, La Tierra va a sobrevivir, se va a convertir en un planeta como Venus o Marte, con elevadas temperaturas, pero finalmente va a seguir ahí, girando en torno al Sol. Los que no seguiremos aquí, los que nos iremos porque ya no habrá espacio para tanta población, porque las enfermedades no tendrán curas y porque las guerras por el petróleo terminarán con la paz mundial, esos, seremos nosotros, los seres humanos.
Me da pánico y pena pensar que mis nietos o bisnietos vivirán realmente en un planeta de mierda. No conocerán el agua dulce, ni las montañas con nieve, ni los campos con vegetación, ni los prados floreados. Todo eso estará pérdido, y por qué, por la mano del hombre.
Lo patético es que todo esto lo sabemos, sin embargo, no hacemos nada por cambiarlo. La comodidad y la adaptación a esto es lo más fácil y por lo que han optado la mayoría de las personas. No obstante creo que hay llamar la atención, generar conciencia, informar y demostrar a la gente qué es lo que está ocurriendo realmente.
Podemos, tal como dijo alguien en el documental, votar en contra de esto, ya que votamos cada vez que compramos un producto, porque en el fondo estamos aprobando la calidad de ese producto, el daño que éste le produce al medioambiente y el método por el cual fue fabricado. Por eso es que debemos empezar a tomar parte de esta situación, a saber qué estamos comprando, y en definitiva, a dejar de vivir en torno al comprar, y saber vivir con lo que tenemos, con la naturaleza. La especie humana, cuando surgió, no necesitó ninguna de las cosas que hoy necesitamos, y con todo este consumismo en exceso que tenemos, sólo incrementamos la gran importancia que tiene la economía en este mundo, que dicho sea de paso, está por sobre la calidad de vida de las personas y el problema medioambiental.
Creo, sinceramente, que empezaré a hacer algo. No podemos ser espectadores de lo que está ocurriendo en todo el mundo. Por lo demás, somos nosotros, nuestra generación, la que será la responsable en el futuro de no haber hecho nada.
En lo particular, me afecta profundamente el ducto que la Celulosa Nueva Aldea ha implementado en la comunidad de Cobquecura. Yo suelo ir a esa playa desde que tengo uso de razón. Mi mamá pasó todos sus veranos allí, y ahora eso se convertirá en una playa contaminada por desechos tóxicos del proceso que efectúa la empresa forestal Arauco, cuyos elementos son radioactivos. Quién sabe qué traumas fisiológicos y de otros tipos podrán producir dichas toxinas en las especies marinas y en nosotros mismos.
No podemos quedarnos de brazos cruzados viendo como los políticos y las autoridades se preocupan por estúpideces en vez de ocuparse de las cosas que realemente importan, el bienestar de todos nosotros y el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación.

sábado, 29 de marzo de 2008

Los pies en la Tierra


Siempre hablo de tener los pies en la Tierra, pero creo que soy la persona que menos los tiene... Por supuesto siempre ando soñando y pensando cómo podría ser algo que en realidad no es ni existe. Hay gente que dice que es bueno soñar, pensar las cosas por último!. Y yo creo que es bueno tener imaginación, soñar con algo y hasta luchar por las cosas con las que uno no puede dormir de tanto pensarla, porque de lo contrario, es decir, si fuéramos cuadrados y no le diéramos la posibilidad a ninguna de esas ideas locas que andan rebotando en nuestras cabezas, la vida no tendría emoción ni sentido. Es como una canción que habla de lo lindo que es soñar. Sin embargo, lo reconozco, todo tiene su límite, y por lo mismo que voy a lo de los pies en la Tierra. Eso sí, tengo que acordarme más de ponerlos realmente en la Tierra, y no arriba de una silla o una mesa...